El último día del año, en la plaza de San Pedro del Vaticano, el Papa Francisco fue agarrado y estirado por una mujer que allí se congregaba. El Pontícife reaccionó defensivamente, golpeando las manos de la mujer, con la intención de zafarse.
Tras liberarse, nos quedaríamos con la instantánea que refleja el estado emocional inmediato: una mujer desolada y un Santo Padre al que todavía no se le ha pasado el enfado.
Francisco Campos Maya
Publicado porFrancisco Campos // pacocamposmaya@hotmail.com
Licenciado en psicología. Experto en comunicación no verbal y detección de mentiras. Junto a mis compañeros Robert Lavergne Godia y José María Moya Celma, intento transmitir todo lo que me parece útil e interesante del ámbito del Comportamiento No Verbal. Me apasiona este campo y pretendo formar a las personas, cuyo objeto de trabajo son otras personas, dotándolas de herramientas y capacidades para mejorar lo que ya hacen bien. Hacerlo más fácil. Si quieres saber más sobre mí, busca mi CV en Linkedin.
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